Hay personas que pierden su muchedad, ya lo dijo el Sobrerero Loco, que es mi amigo, por loca, no por sombrerera. Cuando pierdes tu muchedad las líneas se tuercen y hacen garabatos, te crees que es imposible enderezarlas, pero no, se puede.
Él mismo la perdió y se dejó esos pelos tan raros, se dejó llevar por su espíritu decadente, falto de muchedad. Pero cuando pasa eso, te llega un objetivo de repente, una casualidad, un "algo" que te enciende y vas a por todas.
Muchedad es tu energía, tus sueños, ilusiones, ganas de algo, tu café de media mañana, tu tostada con tomate o unos churros calentitos. Cuando miras al sur de noche y ves esa constelación que no sé cuál será pero brilla para tí, cuando lloras porque crees que tu vida es insípida o no te gusta lo que haces, eso ya es un gesto de muchedad, rebelión, cuando sales sin horario, cuando esa preciosa estatua de Clara Campoamor te llama la atención, o un mago de una ciudad llamada Lublin te hace sonreir. No la has perdido, tu muchedad, cuando saltan chispas dentro de ti, aunque duelan.
Sí la has perdido cuando machacas a tu amiga por envidia o celos, cuando no sales de casa y te autocompadeces, cuando sabes que no harás nada y te dejas llevar por la inercia, cuando dar pasos adelante te aburre.
Pero todos tenemos un objetivo: el dia Gloricioso, ¡yo quiero mi día Gloricioso! Ese día donde batallas contra lo que te aplasta, ese Galimatazo que te escupe y te quiere muerto. La batalla interior que te hace ser más fuerte. Y ahí recuperas todo, todo lo que has perdido.
PD. Alicia le preguntó a su padre si creía que estaba loca, y le dijo que sí, que las mejores personas lo estaban.
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