es imaginarme tus escalofríos
si recorriera el abismo de tu cuerpo.
Imaginar unos ojos a dos luces
unos labios a medio morder.
Ocúpame en tu imaginación
para que le piel de mis dedos recuerde
la humedad que dejan al tocarte,
el rastro vívido de una ansiedad.
Lo que debiera ocuparnos
y no es así
es el deseo de encontrarnos.
Si con esto no da la cara el interesado, es que tiene la sangre de horchata, vamos.
ResponderEliminarun besin
Jaja Gabachita, ni se dará por aludido. Solo es un deseo a medio pensar con alguien aún imaginario.
ResponderEliminarLlegará...
ResponderEliminartodo llega, y más, cuando se desea encontrarlo.
Besos, Ana.