lunes, 16 de abril de 2012

Por fandangos de Huelva

Comenzaré diciendo que no soy demasiado folclórica. 


Desde muy pequeña fui a una academia de baile y ballet. El ballet duró poco, yo iba con mi maillot rojo y medias rojas, las demás con tutús rosas, a mi me llamaban tomatito. Me sirvió para estirar y la verdad es que soy bastante ágil y flexible. Pero lo que me gustaba era el baile, sevillanas, fandangos, rumbas y bulerías. Es una pena que una niña tímida tenga complejos cuando algo se le da bien, a mi me encantaba, el taconeo, el movimiento de las manos, las caderas. Hoy bailo sevillanas (mi amiga Olga dice que muy bien, pero ella es del norte y no sé con qué ojos me ve), pero no me acuerdo de nada más. Los fandangos eran mis favoritos, hasta los cantaba bien, le ponía sentimiento. Me quedé con las ganas de aprender a tocar la guitarra y me quedo con las ganas de volver a aprender a bailarlos, quizá un año de éstos. 
Cuando he estado fuera de casa, es oír un acorde de guitarra española y se me van los pies y la garganta se me araña por dentro. Pero luego aquí, apenas escucho flamenco. Una lástima. 
También me gusta los bailes de salón, los bailes latinos, el baile moderno, pero no bailo. No sé cuál es la razón. Pero de verdad, a mi me gusta bailar.

2 comentarios:

  1. Un tio abuelo mio, asturiano como su hermano (mi abuelo), sabía decir: "cuando el cuerpo las pide, hay que dárselas".
    Si el cuerpo te pide expresarte, por favor, no te reprimas.
    Y canta, canta siempre, que yo me crié en un hogar donde siempre se cantaba algo para sí mismo, una cuestión que -lamentablemente- casi he olvidado.

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  2. Y a mí...
    Se me van los pies con cualquier música.

    Besos.

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