Tejer un mundo
con todo lo que soy,
llenándolo de ti
de mi
de ellos.
Hilando suave,
atando fuerte
nudos que no aguantarán
el peso del tiempo,
que cae, sin detenerse,
sobre las puntadas
que quise destacar.
Mi mundo de nácar y algodón,
de rafia y tul,
que se rasga, y vuelvo a coser
con hilos de forja
que se oxidan al sol.
A parches, a ratos,
colgaré lo que soy,
para airear los nudos
que se aflojan al cobijarme
en tus momentos.
.
Ana:
ResponderEliminarLa sencilla y bonita ilustración, elegida para acompañar el poema, ya me predispuso bien para seguir adelante.
Pero, al terminar mi lectura, caí en cuenta que era insuficiente para representar toda la belleza y el amor profundo que el texto regala.
No sé cuánto esperas de esta obra, pero en lo que a mí respecta, te digo: es una de las mejores que has hecho. Un cariño.
Arturo, muchas gracias. Esperar...no espero nada, pero comentarios como el tuyo me animan. Un beso
EliminarEs una poesía preciosa, eres una gran escritora, Ana. :)
ResponderEliminarBelén
Daría lo que fuera por ver tu patchwork. Estoy seguro que refleja perfectamente tu esencia.
ResponderEliminarSabes hilar fino en tus grandes poesías !
ResponderEliminarMark de Zabaleta
Al fin y al cabo todos vamos hilando, de una manera u otra, nuestras vidas a retales. Creo que así debe ser. ¡Gracias por vuestros comentarios! Besos
ResponderEliminarEres una sastrecilla valiente :)
ResponderEliminarHilando los deshilachados vientos, recosemos sin cese los retales del recuerdo.
Besos, Ana.