jueves, 16 de agosto de 2012

Desde mi balcón

Por las noches desde mi terraza se oye algún coche o moto, alguna risa lejana, o un ladrido, a veces hay un gato que llora, y siempre hay grillos. Se oyen sus patas frotándose sin parar. Las salamandras salen de sus escondites y algún avión vuela muy alto, quién sabe a dónde va, destino sur siempre. Van a África. Desde mi balcón se ven algunas estrellas, no todas, cuando la farola se apaga puedo ver algunas más, brillan y titilan. Titilar es un verbo extraño. Las personas también titilamos, aunque usamos otro verbo. Se titila cuando se tiene el corazón encogido, cuando hay una incertidumbre, o sientes terror por algo. Titilamos cuando...cuando...no sabemos acabar la frase. 
Deberían enseñarnos desde pequeños, muchos no sabemos controlar los impulsos, los temblores. Otros sí lo hacen muy bien. Dominan por completo sentidos y sensaciones. 
Pero la vida no es un camino recto, es un río lleno de saltos, un río a veces calmado, más rápido, más lento...por eso creo que a veces, sólo a veces, quizás no es tan malo temblar. 


4 comentarios:

  1. Ana:
    Pese al desamparo que trasmiten tus palabras, lo has expresado con una gran ternura.
    Se tiembla de frío y también de miedo; en ambos casos, la mejor medicina es un abrazo tierno. Y si de algo estoy seguro es de que hay muchísimas personas dispuestas a dar tal cobijo. Es solo cuestión de encontrarlas.
    Si de algo te sirviera, a la distancia te envío un besito en tu mejilla izquierda, igualito a los que le doy a mi hija.

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  2. La vida es un constante terremoto de cambios y sorpresas que hay que sortear para seguir viviendo. Lo importante es saber tomárselo con optimismo y ser siempre positivos.
    Si hay un problema, lo resolveremos...y si no podemos resolverlo, par qué preocuparnos!

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  3. Desde tu balcón todo es paz. Sonidos lejanos que solo se oyen en la quietud... los grillos frotando sus alas en cortejos amatorio... por cierto: divide el número de esos sonidos en un minuto, entre cinco, restale 9 y sabrás la temperatura del aire. Hasta las estrellas te hacen guiños. ¿Se puede pedir más?. Cuando sientas el corazón encogido siempre tendrás a la luna para recordarte con su brillo que el sol está al otro lado. La esperanza es la clave para llegar al mar en la navegación fluvial ¿no crees?

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  4. Espero que nunca dejemos de tililar... de miedo, de ternura, de hastío y de lo que sea...

    Besos. Ana.

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