viernes, 9 de noviembre de 2012

Poesía de un beso

Tengo diez dedos para tocarte
cada uno elige su parte,
uno será el rostro y otro la espalda,
uno tus brazos y otro tu pecho.
Los demás se reparten en caricias.
Diez dedos.
Para tocarte.
Una boca para besarte,
también hablarte.
Labios que buscan la manera
etérea de rozarte el alma.
Aliento suave que mezcla la mirada
con dos cambios de suspiros.
Te tengo entre las costillas.
Poseo silbidos que susurran
el viento que viene del norte,
—frío, helado, glacial—
que se condensan en tu calor.
Y un músculo que late por ti.
Ritmo que acompasa los quejidos de la esencia.
Acelerado y cambiante. 
Es inevitable. 
Te tengo entre las costillas,
en ese punto donde el temblor recorre
los cimientos de la timidez.
Ahí. Justo ahí




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