domingo, 9 de diciembre de 2012

Queridas cicatrices

Queridas cicatrices del corazón,
sé quiénes sois, de dónde venís, sé que algunas ya no doléis, sé que quedan muchas por venir. Otras aún tembláis con algún recuerdo, otras os escondéis, algunas ya casi habéis desaparecido. No importa. Sois mías. Sois yo. Me hacéis pensar, y por supuesto, me hacéis sentir. Algunas veces a lo mejor os evito, pero he aprendido que no os puedo tapar con tiritas, tampoco es bueno echaros sal, simplemente, es mejor dejaros estar...sentiros no es nada malo. Al contrario, sentiros abre la mente. No me escondo ya de vosotras. Queridas cicatrices, dejad hueco para las alegrías, dejad hueco para las melodías que hacen que todo el conjunto se mueva, dejad hueco para lo bueno. Un corazón debe saber compartir el espacio. Al fin y al cabo, no deja de bailar. 



2 comentarios:

  1. ENERO DE 2010 -
    MI QUERIDA SOLEDAD:
    Me dirijo a tí para darte las gracias por tantos momentos sublimes que me has dado. Quizás los pasos más importantes de esta vida han sido dados gracias a tu compañía. Recuerdo momentos perdidos y atrozmente dolorosos en los que, por arte de magia, tú me diste la solución. Algunas veces me has hecho llorar de amargura y otras reír por las tonterías que se me ocurren y que te cuento en secreto. Nunca te quise como te quiero ahora. Antes te detestaba y me revelaba conmigo mismo creyendo que mi alma era la de un ser que nace estrellado; la de un hijo del dolor que todo lo tiene perdido.
    Mi querida soledad hoy te amo como quiero todo lo que siento y percibo de la realidad. Tu sabes bien de mis angustias y de mis temores; de cataclismos cuya curación se paga cuando aprendes de la sencillez de las cosas y de la nobleza que hasta el más criminal de esta vida lleva por dentro. Tú me enseñaste en mi dolor a madurar con lluvia de lágrimas delante del que me escuchaba y hoy, mi querida soledad, vuelvo a sentir la vida tal y como lo hace un niño; como una esponja que toma de la vida lo bueno y lo malo para poder crecer desde la raíz. La visión de este camino, es la de aquel chico que disfrutaba robando tomates por amor a la aventura de lo prohibido.
    Mi querida soledad: ¿Puede que seas tú... esa voz tan personal que se lleva desde el nacimiento y que nunca supimos escuchar?. Creo que sí.

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