De terrores a arañazos de sangre y cal.
De lágrimas que nacen transparentes y se tiñen de negro.
De súplicas...¿a quién? No lo sé. A ti, a él. Al viento, quizá, que trae lluvia.
De todas las aristas rotas que se apiñan en el hueco cada vez más hondo.
De secretos que no salen por miedo a la burla, a la partida, al engaño.
De caricias en tu ventana. Allá las llevo, como araña que teje su red.
Se acabaron las paredes. No me queda nada.
Del valor que me da tu ternura. Arrullo para toda la vida.
Ya sembré, ahora diluvia.
Lo que soy.
Peregrina de tu mar.
Pyes grandes son para transitar
ResponderEliminarUna gran poesía de libertad...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta