de escuálidas avispas que agujerean su sábana raída.
Ojos transparentes que cegaron la claridad de los murmullos
y arrestos olvidados, dejados...
Y tan fría como etérea es la piel que lo cubre,
y tan brillante la luz que extienden sus dedos
para alcanzar la vida arrebatada.
no hay escape ni salida
ResponderEliminarNo lo hay.
ResponderEliminarTampoco hace falta. Amo la Vida, pero que tenga fin la hace más valiosa.
ResponderEliminarUn abrazo
P.D Esperaba otra entrada :)