viernes, 9 de agosto de 2013

Poesía por las noches

Se me ha ido la pintura roja de mis uñas,
tanto,
que parecen un dibujo desconchado en una pared abandonada.
Abandonada la pared,
abandonado el corazón.
Esa cosa negra me que me visita por las noches
dice que no tiene nombre,
el que yo le quiera poner, insiste.
                            Y luego se ríe.
Se mete por mi boca y estrangula el último camino
que lleva hasta el faro que apenas se ve,
escondido entre tanta maleza.
Estrangula la luz. Esa cosa. Negra.
Le cuento números para que me deje en paz. Hasta mil.
Volver a empezar. Mil doscientos. Y se va. Aburrida.
Cada número es una cadena rota, un beso, un abrazo,
una caricia en la comisura de un labio. Mil trescientos.
Cada número es una mirada al universo, una uña perfecta,
un grito, dos latidos. Y mil seiscientas lágrimas.
Cada lágrima un número, una flecha, un color.
La cosa negra dice que volverá, claro. Mañana por la tarde.
Cada número que le cuente, más visitas.
Pero yo los cuento. Dos mil. Y mis uñas siguen sucias, rotas.
Porque no paro de subir, de intentar, de rascar esa pared maldita
que me encierra en las miserias.
Tres mil cien. Y sigo. Serán todas las noches del mundo.
Hasta alcanzarte. Más allá  de la lógica y la vergüenza.





3 comentarios:

  1. Que poema más bonito, pero te dejaras las uñas, veras! Me da que todo es amor lo que sueñas, pero tampoco sufras mucho por el. Sobre todo utiliza escaleras, las uñas te lo agradecerán.

    Un besito, te prometo pasar mucho más a menudo.

    ResponderEliminar
  2. Aplastante, agobiante y dolorosa poesía. Qué bien sabes hacerlo Ana. Un beso

    ResponderEliminar
  3. Puedes llegar antes al techo donde muere esa pared que al infinito donde mueren tus números...
    Abrazos

    ResponderEliminar

Te gustará también

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...