martes, 24 de septiembre de 2013

Día 24. Buscando el mar

Alicante es una ciudad preciosa, activa, bonita y todo eso, pero yo hoy necesitaba silencio, mar, un horizonte lejos de coches, voces, pitos y gritos. Pensaba ir al puerto, pero he seguido caminando, me topé con "el barco" y seguí más allá del Casino, por detrás, y luego subí unas escaleras y había una especie de muelle pasarela. Y allí, no había nadie, y estaba el mar. Y podía oír perfectamente las olas romper en las rocas, sentir la brisa y todo eso que uno busca cuando está... el otro día me enseñaron una palabra alicantina que soy incapaz de retener... lo que viene siendo estar alicaído. Cachis, se me ha olvidado.
¡Ya! DESFICIOSO



Hace tiempo que no hay límite, que las cosas se estiran y encogen según les venga a su antojo. Por supuesto la gente no deja de juzgar, opinar, comentar o mencionar qué cosas debo hacer o decidir. Hace tiempo que salí de mi zona de confort, por lo que ese tipo de comentarios, dependiendo de quien vengan, me dan risa, me enfadan, me molestan o los ignoro.
Supongo que tener un barco pirata donde ir a surcar los mares suena estupendo, pero no lo es. Llegar a un nuevo puerto, sin ánimo de bucanero, puede parecer valeroso, no digo que no, pero también incomprensible. ¿Qué haces aquí? ¿Qué has dejado atrás? ¿A dónde vas? ¿Qué es lo que merece la pena? 

Y YO QUÉ SÉ.

Me muevo, lo intento. Hay un lugar muy oscuro. Las dos palabras qué mas me dicen últimamente son: SUERTE Y OJALÁ. No me gusta ninguna de las dos porque ninguna requiere una acción. 




2 comentarios:

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