miércoles, 25 de septiembre de 2013

Día 25. Res de res

Cuando era niña y mi padre nos ponía películas repetidas una y mil veces, a mi se me quedó grabada una escena de Oliver Twist, ya sabéis, odiaba las escenas oscuras de Sike con Ojobuey, pero me encantaban las de la plaza londinense (aunque hoy me parecería una vida aburrida, entonces me encantaba, esta canción siempre evocará los domingos de mi infancia. Siempre acababa llorando, y mi hermano Cuqui sabe por qué. Atención a las niñas vestidas de amarillo). Y las casitas tan victorianas y bonitas. Alicante tiene unas fachadas preciosas, con unos balcones y unas maderas que adornan los techos fabulosos, si no hago fotos es porque están muy altas y mi móvil no da para más. Esta en concreto casi parece parisina ¿verdad? Pues hay muchas más, y de todos los colores. 


Mi amigo alicantino Carlos, ese que me llama "niña del demonio", dice que le encanta el ángulo en el que yo veo la ciudad. O sea, le gustan los detalles que capta mi cutre-móvil. Y hasta me hace rutas y mapas para que vaya a explorar. Menos mal que las hace bien y que Alicante es fácil de intuir. O nunca hubiera llegado a la Ermita.



Lo malo de hacer fotos sola es que yo nunca salgo... pero prometo este fin de semana sacar a pasear mi ego y mostraros al menos la cara.

Y ahoraaaaa, que sé que lo echábais de menos... hablaré de mi última clase de pádel.... donde cada día lo hago mejor (claro, buen profe, buena alumna). Raúl ya me está haciendo pelotear, y a veces, y solo a veces, hasta le sigo el ritmo. Cuando me grita: ¡buena esa! me entra un orgullo de mi misma.... Pero debo decir que el otro día me explicó e intentó enseñar el juego de dobles paredes. Jajajaja, me río porque si con una pared para mi ya era casi imposible, el juego de dos es... una tortura. Pero todo se andará. Pero mi golpe de derecha y mi revés son... la leche. ¿Quién se atreve a un primer partido conmigo? Le dejaré ganar, eso seguro. 

PD. Bien, ahora viene mi anécdota de palurda en Alicante. Hace ya meses que me escribían cosas como "de res", o solo "res", o "res de res". Como soy lista (ja ja) supuse que cuando escribían "res" era "nada" y creía que era un fallo del ordenador MAC o teléfonos iPhone que cambiaban las letras nada por res. De hecho creo que una vez pregunté que era res y me dijo mi interlocutor: nada. Y yo pensé, jo qué borde, qué le cuesta explicar qué significa, creía que quería dar la conversación por  zanjada. Me ha costado dos meses y estar aquí entender que es valenciano. Y que es nada. Cuando he visto que ya me lo decía más de una persona he pensado. "Gens ni mica". También podían haber pensado que yo, andaluza, poco sé de valencià. ¡Visca Alacant!

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