Con 14 años vi una película que me gustó mucho, es una tontería de peli, pero recuerdo una canción que me ha acompañado en mi vida, se llama The land of the sea and sun, de los Baha Men, a los que casi nadie conoce. La escena era la siguiente: chica inmadura y adolescente baila bien agarradita a un chico en un hotel caribeño. Por supuesto, tanto él como ella son guapísimos.
Tardé muchos años hasta encontrar la dichosa canción, claro, con internet todo se puede. Es una canción lentita, romántica, es el súmmum de todos mis ideales románticos. Algún día bailaré esa canción con alguien, algún día la cantaré al oído de alguien y no tiene porqué ser en el Caribe. Puede ser en mi salón, pero sí que digo que esa canción es especial para mí. Es como algo que quiero cumplir que áun no he podido.
La reservo, o no la he usado pensando que sonará en el momento que tenga que sonar. O que la harán sonar para mí.
Todos tenemos alguna canción fetiche, Ana. Es bueno cerrar los ojos al escucharlas...
ResponderEliminarUn abrazo
Al igual que los olores de perfumes y colonias, las canciones tienen el poder de revivir rápidamente sensaciones y vivencias pasadas. Yo te propondría que siguieras escuchando esa canción sola, ya que un recuerdo fuera de contexto es un cuchillo de doble filo: por un lado corta el presente y por el otro la cajita que lo guarda.
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