Querido primo,
aunque ya he comentado lo descreída que estoy últimamente, te sigo hablando, tú lo sabes, no es que te tenga en mi recuerdo, es que te hablo, te cuento, te susurro, no tengo que mirar arriba, te hablo mirándome dentro. Y aunque hoy hayan pasado exactamente catorce años, aquí no se te olvida. Nadie. Nunca.
Me enseñaste a montar en bici, tenías ocho años más que yo y tuviste una paciencia... me peleé mil veces contigo, te grité, y tú nunca me gritaste. Te regañé y te busqué. Guardo las cartas que me escribías a Irlanda, a Granada. Y creo que fuiste el único que me comprendió en un mal momento, y decías a todos - ¡dejadla en paz!- Tú sí que sabías, primo. Hasta elegiste el mejor día para irte, ¡a quién se le ocurre!
Me quedo con tu esfuerzo de superación. Con tu trabajo y constancia. Eres un ejemplo a seguir para todos nosotros. Te queremos.
PD. Me comeré un trozo grande de turrón del duro, el de Alicante, que tanto te gustaba, a tu memoria.
Muchas cosas serían más fáciles contigo aquí.
Muchas cosas serían más fáciles contigo aquí.
Elegiste un día precioso para irte y dejaste un recuerdo imborrable en nuestros corazones. Todavía conservo tu bufanda de cuadros junto a mí, me acompaña todas las noches primo. Echo de menos tantas cosas Alvaro....
ResponderEliminarTe mando un abrazo desde lo más profundo de mi corazón.
Seguro que tu primo está en el cielo orgulloso del post que le has dedicado ;) un abrazo!
ResponderEliminarMe dejas los ojos vidriosos y un nudo en la garganta. Muy emocionante tu recuerdo hacia tu primo.
ResponderEliminarResulta inevitable recordar a los que ya no están con nosotros en estas fechas.
Un abrazo María.
Javier, muchas gracias, llegar a alguien que no lo conoció es bonito...
ResponderEliminarpero no me llamo María...
besos :)
Otra vez, sin palabras. Solo una leve sonrisa. Todo un lujo contar con un persona así en tu vida. Un beso con abrazo fuerte.
ResponderEliminarMuy bello.
ResponderEliminar