jueves, 19 de abril de 2012

Astrid Lindgren. Literatura infantil


Guardo con cariño el primer libro "gordo" que leí, Los niños de Bullerbyn, de Astrid Lindgren (Suecia 1907). Tendría unos 10 años. Antes había leído todo tipo de cuentos y libros de El barco de vapor, algunos de ellos los recuerdo con nostalgia, como Caramelos de menta, Abuelita Opalina o Un duende a rayas. Y por supuesto cuentos de princesas y cómics de Candy Candy, Zipi y Zape, Carpanta, Mortadelo y Filemón, etc. 
Hoy he sabido (porque soy una ignorante), que esta señora es la autora de Pipi Calzaslargas. Lo reconozco, incluso de pequeña, Pipi me caía mal, me daba coraje todo lo que hacía y decía. Veía la serie porque éramos seis niños en casa y yo, desde luego , no mandaba. Pipi era una mandona, resabida y una irresponsable. Y  creo que yo era una niña demasiado madura. Ya no tiene arreglo. Ahora lo veo de otra manera. Buscando un equilibrio estoy, entre la madurez, la fantasía, el descaro, la realidad, la ilusión...un tira y afloja. 
Ahora vuelvo a leer ese libro, con las niñas. Todas las noches un capítulo cada una. Y les gusta. Porque es sencillo, porque hablan niños, porque está hecho a su medida. Era una gran escritora y así está considerada, lástima que no he leído nada más, pero buscaré, pues tiene más de 100 títulos. La buena literatura no tiene edad ni pasa de moda. Astrid ganó varios premios importantes de literatura y escribió durante toda su vida, muy longeva por cierto. La historia de Pipi se le ocurrió cuando su hija enferma de neumonía le pidió cuentos. Como pasa muchas veces, en primer lugar nadie quiso editarla, hasta que un día, la editorial más importante de Suecia de libros infantiles hoy en día, lo hizo, Rabén & Sjögren.



Admiro más a Astrid ahora que sé, que aparte de dedicar su vida a la literatura infantil, fue una mujer adelantada a su tiempo, luchó por los derechos de los niños, también de los animales, y de la mujer, fue madre soltera con 18 años, tomó decisiones difíciles que no la hundieron sino que la hicieron más fuerte. Un ejemplo. 

1 comentario:

  1. A mí sí que me gustaba Pipi, pero nunca leí los cuentos de Astrid, me limité a la serie aquel entonces.
    Debería darle un repaso a esa literatura.

    Besos, Ana.

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