Se han fugado sin darme cuenta, las manías y razonamientos que antaño acumulaban mis pensamientos. Y no los echo de menos. Los ha sustituido un aire fresco que me libera de cadenas sin sentido.
Esa cárcel es la peor condena que podamos infligirnos... cuando rompemos esas barreras que nos atan a nosotros mismos, la calma y la serenidad nos hacen libres.
Ana:
ResponderEliminar¡Qué feliz manera de definir la madurez y el equilibrio!
Saludos mil.
Ana, no sabes bien tu el peso que te has quitado de encima, el liberarte de ataduras mentales es como tu bien dices una gran bocanada de aire fresco.
ResponderEliminarBesos!
Esa cárcel es la peor condena que podamos infligirnos... cuando rompemos esas barreras que nos atan a nosotros mismos, la calma y la serenidad nos hacen libres.
ResponderEliminarBesos, Ana.