Adolfo Bioy Casares, novelista argentino
A veces salen las palabras a vuelapluma, otras se atascan, empujándose unas a otras, y no dejan escapar ni un triste suspiro. A veces miro un punto fijo en la pared y paro de escribir, dejo el lápiz en mi regazo, y muerdo una uña inconscientemente, mientras la pared se convierte en un mundo de colores cambiantes, recuerdos vivos, sueños de la noche anterior o ilusiones ópticas y boberías. Vuelvo a sostener el lápiz y el grafito se esparce por el papel, lo llena de borrones, de tormentas y de sinsentidos. ¡Cuántas ideas me da mi pared! Cuántos lápices gastados y libretas llenas de paja, donde se esconden agujas que luego tengo que rescatar. Cuántos secretos escondo en cada palabra, o anhelos, o flechas con veneno, mentiras, señuelos...
a mí me inspira mas el techo...
ResponderEliminarque me ha encantado!
muchos besos!!
El techo no deja de ser una prolongación de la pared :) así que lo mismo es, besos chica de ojos marrones
ResponderEliminarSon palabras que salen del corazón.
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Las paredes tienen ese don de ser las musas de los poetas.
ResponderEliminarAgrietadas, desconchadas, y con motitas... son toda una fuente de inspiración.
Besos, Ana.