lunes, 6 de agosto de 2012

Mi planta de naranja lima. Jose Mauro de Vasconcelos

"Matar no quiere decir que uno tome un revólver de Buck Jones y haga ¡bum! No es eso. Uno lo mata en el corazón. Va dejando de querer. Y un buen día la persona muere".

Ésta es una de las frases de Zezé que se me han quedado grabadas. Zezé tiene 5 años, 10 hermanos, un padre en paro y una madre cansada en un barrio humilde de Río De Janeiro. Zezé no es malo, es travieso, pero le llaman diablo. Inteligente, despierto y muy vivo para su edad, nos relata en primera persona todo lo que ocurre en su mundo, y cómo un niño entiende los problemas de los adultos. Muchas veces no queremos ver o entender todo lo que un niño observa, analiza y canaliza, y es mucho. Este libro es pequeñito, está narrado con una voz simple e inocente, la de un niño. Y es tan grande que hace llorar y sollozar. 
El autor es José Mauro de Vasconcelos (1920-1984), referente en literatura brasileña, especialmente con este libro, que le llevó al éxito literario. En él plasmó sus vivencias de niño, lo que lo hace aún más especial. 
Las zurras que le daban al niño, el descubrimiento de su "pensamiento", las charlas con su tío, el amor por la escuela, las diferencias entre hermanos y un amigo que le hace volar y entender muchas cosas, y que finalmente le hará entender el valor de la vida, el significado del dolor, y lamentablemente, cruzará prematuramente la línea de la niñez y la vida adulta, sin sueños, sin ilusiones, casi vacía. 

Volviendo a la primer frase, "matar" a alguien se hace con el pensamiento. Muchas veces no es porque queramos, muchas veces ocurre poquito a poco, de tanto querer, de tanto esperar, de tanto ofrecer, dar, luchar...y no recibir nada a cambio, el tiempo mata, o esconde, camufla, ese sentimiento. A eso se refiere Zezé. Simplemente ocurre, aunque no queramos, nos sorprendemos. A todos nos ha pasado más de una vez. 

Ser pobre en el libro es de sentido literal, son pobres, apenas tienen para comer, ropa remendada, rota, niños descalzos...sin embargo, como tantas veces ocurre, cuanto menos se tiene, más se da. Sin esperar nada a cambio.
¿De qué tiene miedo la gente? De dar y no recibir nada a cambio. Debe ser al contrario. No tener miedo a dar, compartir lo que se tiene, hacer lo posible por calmar la desdicha ajena, sonsacar sonrisas y ser uno mismo. 




2 comentarios:

  1. Profunda la reflexión..cierto, entiendo ese sentimiento ...Saludos Ana

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