lunes, 17 de septiembre de 2012

Momentos retenidos

Con doce años tenía un mono de peluche al que le puse "Nacho" de nombre. En honor del chico que ocupaba mi mente entonces. Antes había tenido una taza regalada en San Valentín con un corazón, después tuve una piedra guardada en un saquito de cuero con otro nombre que llevé encima mucho tiempo. Marcapáginas, pañuelos, brujas y papeles, canciones que rebobinaba una y otra vez, películas de memoria, una dedicatoria en una servilleta de otro chico que me importó y me dijo: "desertora", es gracioso que él lee estas páginas de píxeles y no creo que sepa que me refiero a él. Unas cartas que fueron sinceras durante un breve espacio de tiempo, algunos halagos de otro tipo como "eres un diamante en bruto que hay que pulir", o "eres como Bertha Pappenhein", en aquel entonces no sabía quién era esa señora, hoy sé, que aparte de luchadora, sufría depresiones o histerismo, yo, ni una cosa ni otra. Que sueño y lucho sí.  He sentido fuerte apego a las cosas que retenían sentimientos, fotografías, estuches, regalos pequeños, detalles, libros. Hoy ya no me cuesta desprenderme de ellas. No tienen importancia, guardo algunas, como recuerdo, pero casi nunca las veo. He tirado otras muchas y me olvidé de que existían. He tenido una amiga que no lo fue, un novio que se esfumó, un matrimonio con un final adecuado, y todo lo agradezco. Y de todo aprendo. No todo se hizo bien. Tampoco mal. Lo que no nombro también lo tengo, no quiero ni necesito guardarlo, está donde tiene que estar, sin cosas materiales a las que agarrarme. Sin valor contable, sin futuro ni presente, sin lugar. Como las motas de polvo que abren la mañana y son imposibles de retener. Pero preciosas, ¿verdad? E inútiles.
También he tenido muchas ganas de pintar lienzos en blanco. Sólo conseguí borrones, la mayoría de las veces. Pero por pintar, que no quede. No creo en finales felices, sí en momentos felices. Esos sí duran hasta el final. 


5 comentarios:

  1. Lo del lienzo en blanco no es mala idea...hay que buscar el tono !

    Saludos
    Mark de Zabaleta

    ResponderEliminar
  2. Buena entrada. Para hablar de finales felices, habrá que saber también donde acaba el relato.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También dónde empieza. Pero mejor no hablar de finales, sino de comienzos y de momentos. Cuando se hayan rellenado los puntos suspensivos, ya veremos. Gracias Manolo.

      Eliminar
  3. Primero has tenido cosas que humanizabas, despues has tenido instrumentos para recordarlos. Mas tarde nombras a los íntimos y tienes lo que no nombras, para más tarde relatar los proyectos y ambiciones que has tenido, y con tu gran poder de sintetización lo resumes diciendo que en lo que crees, es en los momentos felices pero porque duran hasta el final. Ana, yo te diría una cosa para que lo pienses: los momentos no tienen fin. Precisamente esa es la magia del momento. La magia de no conocer el tiempo de tus recuerdos en cajitas con lazos rosas. Los recuerdos felices son como flashes y no tienen fin, ni siquiera principio.
    Qué facilidad tienes para narrar tus sentimientos. Me encanta leerte.

    ResponderEliminar

Te gustará también

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...