¿Sólo o con azúcar?

Hubo un tiempo en que solían gustarme las películas y libros edulcorados, libros de amor tipo rosa chicle, actrices rubias o pelirrojas con grandes sonrisas perfectas y héroes que siempre sabían qué hacer. Con una música que ponía el corazón meloso y cantarín.  Y yo soñaba, soñaba, soñaba...

Es una estupidez.

Ahora me gustan otro tipo de historias, más reales, tan facilonas que asustan con su propia realidad. Tan complicadas y difíciles que abruman. Ahora me gustan las historias sin demasiados adornos, de las que escuecen con solo verlas o leerlas (o vivirlas). Ya no sueño (mentira). ¿Soy más exigente? Sí, también se aprenden cosas. Se pasan ciclos, se aprende, se desarrollan otros gustos. Se madura, o simplemente se renace. 

Creo que existe en mí algo que quiere definir el punto exacto de "azúcar" a tomar en cada cosa que me cuenten o que me suceda, sea de la forma que sea. Conocer otras realidades y abarcar más posibilidades. ¿Se dice ésto porque ya se ha sufrido y así se aprende? Pfffff....no sé, a todos nos toca alguna vez supongo, unos lo asimilan de una manera y otros de otra, avanzamos, recordamos, nos conformamos, nos asustamos, seguimos, paramos, nos adormecemos o volvemos al consabido "lo que tenga que venir vendrá". Lo cierto es que a veces es inevitable soñar con situaciones, personas, relaciones, emociones...pero distinguir entre "la vida rosa y edulcorada" de la "vida real" es lo difícil, y ojo, que no por ser real tiene que dejar de ser lo bonito que creíamos que era lo otro, al contrario, la gente no entiende que lo que escuece y se cura es lo emocionante, más que nada, la posibilidad de volver a hacer y rehacer, sentir esos dolorosos cristales rotos que a veces nos mueven el corazón o volver a empezar.