viernes, 14 de noviembre de 2014

Comunicación Emocional

Después de ver noticias sobre corrupción, de asimilar como podemos toda la infoxicación a la que estamos expuestos, la mala y la buena, los mensajes positivos, los mensajes negativos, etc... llega la Navidad... y llega la lotería. Sí, ya sé que todos habéis visto el anuncio y que más de uno habrá echado una lagrimita. Es decir, nos han tocado el corazón, la fibra sensible. Han conseguido emocionar con la comunicación. Publicidad en este caso, vamos, para que compremos boletos. No está mal, ni mucho menos. Me parece un poco excesivo el dinero gastado en un spot (más de 800.000 euros), pero imagino que habrá dado trabajo a mucha gente, por lo cual, está bien.

A lo que voy es, si la comunicación es capaz de emocionarnos en la tele, ¿por qué no lo hacemos en el día a día? ¿Qué falta? ¿Dónde está la empatía? ¿Es que sólo somos capaces de emocionarnos con lo que vemos o escuchamos en la tele? ¿Si yo contara mi historia a modo de película tendría más valor? Pienso que todo es un arma de doble filo, que nuestra vida diaria la vemos de color gris, que no nos indignamos lo suficiente, que tragamos demasiado, que no vemos a los demás, y que las alegrías y demostraciones de amor nos la guardamos para círculos muy cercanos, a veces demasiado cercanos. No hay nada malo en expresar lo que se siente, lo que se piensa. Manuel no pudo comprar su billete de lotería. ¿Comparías tú uno para tu vecino en paro? Veo cómo se tira comida en buen estado prácticamente todos los días. Nadie lo denuncia. Yo tampoco. Veo cómo se ponen zancadillas a compañeros de trabajo, cómo la inquina y la soberbia ganan a la naturalidad y a la espontaneidad, a la vida. Cómo las malas tretas y gestiones sacuden a la vida diaria de todos nosotros, incluso en el mencionado anuncio, que le pregunten a este señor al que le "robaron" el trabajo. ¿Por qué? ¿Por qué es emocionante una historia vista en tv si la nuestra puede ser mucho mejor? Quizá deberíamos empezar a actuar y no a ser espectadores. Quizá deberíamos hacer de cada día un teatro, una escena diferente. Quizá lo emocionante no es lo que nos quieren vender sino lo que tenemos al lado, justo al lado, quizá lo que hacemos es más valioso que las vidas de lujo de los poderosos, quizá lo que luchamos con toda nuestra alma es más importante que comprarse una casa, un coche, que ver esas películas comerciales donde parece que la vida es mejor o mucho peor.

Yo me planto, ésto no puede ocurrir solo en Navidad, esto no puede emocionar solo en estas fechas porque haya un anuncio de por medio, no podemos callarnos más, tenemos y debemos emocionar y emocionarnos.  

Es bueno para nuestro corazón, si acaso para que no suene tan cursi, es bueno para el sentido común. como dice una gran canción de Talking Heads (Once in a Lifetime), "Debes preguntarte a ti mismo, ¿cómo he llegado aquí? (...) Remueve el agua que hay en el fondo del oceáno. 

No paremos de remover. 

Artículo publicado en anamaroto.com

4 comentarios:

  1. Valoro muchos de tus textos y a veces los recuerdo...Tienes un corazón enorme sobre todo para los recuerdos más íntimos pero, cuando algo te saca de quicio, me dan ganas de tomar un café contigo...

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  2. jaja gracias. Bueno, tampoco estaba tan enfadada...

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  3. Tienes más razón que un santo o dos.
    Por cierto, a mi el anuncio al que haces referencia, lo que me incita es a no comprar ningún décimo y tener la esperanza de que algún conocido me lo venda después de que haya tocado.
    Un beso Ana ;)

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