sábado, 3 de diciembre de 2011

Dudas



No creas que yo no dudo, yo dudo de todo, hasta de mi existencia, de la tuya, de la de al lado. Dudas por la mañana, por la noche, a media tarde. A la hora de comer no dudo, no, me relajo un poco. Pero luego vuelven, que si existe la fe, que si son verdad todos los refranes tópicos, que si Don Limpio es el mejor. A la hora del café dudo sobre Saimaza o Catunanmbú, por eso de la tierra. No soy buena catadora, es como si me dan a elegir vinos, yo no sé. Luego vienen dudas trascendenatales, ¿existe el amor? ¿cuantas veces es capaz de enamorarse un corazón? ¿existen las lágrimas de amor o sólo son desesperación y anhelo? Sí dudo si, ¿ la 2 o cuatro? ¿es mejor película la que te hace reír o la que te hace llorar? ¿por qué un libro es mejor que otro? ¿quién lo define? ¿por qué un premio Nobel como Singer está descatalogado? Las dudas me invaden, es como decir...en ocasiones tengo dudas...¡siempre! ¿Es verdad que el miedo paraliza el valor? Luego a la hora de la cena pienso que por muchas dudas que haya en el mundo, no solo las mías, todo es posible, como dice la canción, si hemos llegado a la luna, si puedo hablar contigo por pulsaciones electrónicas, si la penicilina cura...¿por qué no vamos a ser posibles? Dudo sobre religiones y culturas, sobre ojos grises o marrones, tinte o canas, fé o misticismo, público y privado, derecha o izquierda. Pero no llego a conclusión, no es necesario creo. No dudo sobre una cosa. Cuando no dude, será que ya no estoy.

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