Lluvia, de F.G. Lorca

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,

algo de soñolencia resignada y amable,

una música humilde se despierta con ella

que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,

el mito primitivo que vuelve a realizarse.

El contacto ya frío de cielo y tierra viejos

con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores

y nos unge de espíritu santo de los mares.

La que derrama vida sobre las sementeras

y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,

el fatal sentimiento de haber nacido tarde,

o la ilusión inquieta de un mañana imposible

con la inquietud cercana del color de la carne...(sigue)

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Hoy ha llovido un poco, muy poco en realidad, pero algo es algo, no se llenarán los estanques, pero ha refrescado mi alma. Quisiera que esta lluvia preceda a muchas otras, quisiera que sea pronóstico de nuevos brotes que nacerán en mi vida, que sea como una señal de que todo irá a mejor, porque yo me siento mejor, que la vida, esta vida que toca, te hace guiños que no sabes cómo tomar, que no sabes si se burla de ti o te sonríe, pero la vida, es vida, y como tal se mueve. A veces se adormece, a veces vuela, otras toma carrerilla, o simplemente te mira directamente a los ojos esperando que tú mismo le digas algo.

Espero que siga lloviendo. El sol siempre volverá a salir. Y si no hay lluvia, no hay arcoiris.

La lluvia empapa el manto que crece con bravura.