Una vez subí a un castillo y se me abrió el mundo. Desde arriba veía cómo el sol bajaba tras las laderas de las montañas dejando unos bonitos colores. Subí muchas veces a ese castillo. Y la pregunta dio con la respuesta adecuada que desembocó en otra pregunta. Y la Tierra dio una vuelta completa al Sol y volví al castillo a despedirme. Fue un año precioso.
Ahora busco otro castillo, pero ya lo tengo ubicado, un poco más al norte, casi casi mirando a la derecha. Ahí quiero volver a preguntar. ¿Subes conmigo? Está bañado de azul. No sé cuántas vueltas daremos, intentaré no caerme ni marearme y te daré la mano para que no te caigas tú. Desde arriba todo se ve mejor.
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