Voltaire dijo que el gran uso de las palabras es ocultar nuestros pensamientos.
A veces el gran reto es justo lo contrario, saber usar las palabras precisamente para mostrarlos de una manera limpia y concisa sin que pueda haber error de interpretación, o jugar con las palabras para hacerle entender al otro algo. Es más fácil ocultar los pensamientos que mostrarlos, a no ser que seas un gran mentiroso. Digo con palabras, no con hechos o silencios.
Porque lo que somos, nos da miedo. El rechazo nos da miedo y por eso no queremos ser totalmente libres al expresarnos. Vamos con cuidado, tanteando, observando cómo reacciona el otro a lo que decimos, miedo al ridículo, miedo al qué dirán. Y es más fácil ser uno mismo sin miedo, sin pensar qué pensará el otro, puede que piense que le gustas así tal cual, sin disfraces, esto no es un concurso, es la vida. Si tú no juzgas a los demás no te juzgarán, y si lo hacen...ya sabes la respuesta. El otro día leí un dicho estupendo: obsequia con tu ausencia a quien no valora tu presencia, pues eso. Aire. Pero las palabras...bien usadas...siembran, abren...
Lo peor de todo es la indiferencia.
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