sábado, 4 de febrero de 2012

Sentir las heridas


Se pueden tapar las heridas con montones de tiritas, les puedes echar encima ocupaciones, trabajo, risas, paseos, gotas de olvido, todo vale para tapar y camuflar que duele o escuece, luego a la hora de la verdad, cuando te despojas de todo eso y vuelve a quedar al aire sabes si se ha curado o no. Cuando le vuelve a dar el frío aire de la mañana y sientes la cicatriz, que late por dentro. Has avanzado algo, pero ahí debajo late algo, late mucho, late fuerte. ¿Y qué haces ahora? ¿Vuelves a tapar o le echas coraje? Capas y capas de conformidad o atraverte a sentirlo aunque duela. Mejor que duela, es la única forma. Late y duele, atrévete a saltar. Porque merece la pena.

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