Quizá me cueste decirlo en alto, pero es a ti quien me dirijo siempre. A ti, que te gusta la poesía. Tú, que ves el mundo a través de una lente mágica. Sé que no soy nadie, ni tan siquiera indiferente. Sé, que te pensé de repente, y fue una casualidad, si es que existen las casualidades. Que mi vida es una tormenta ahora, lo sé, en apariencia. No lo es. Mi alma despertó hace poco, y aún me estoy descubriendo. Sé, que no tengo las respuestas, ni el principio ni el final, pensé que volabas. Quizá vi mal, quizá me falta poesía, me falta algo que no te llega. Pensé que tú... Creí que..., no sé si es chispa, no sé nada. Yo, que soy intensa, tal vez demasiado aromática, como esas especias de Oriente que se te meten en la nariz. Yo soy como el viento que se cuela en todas partes. Poesía a veces, maremoto otras, insensata y un día quieto de verano, sin brisa. Yo que vuelo alto en mis sueños, a veces no consigo levantar un palmo ni con todo mi empeño, en mi interior, todo bulle, por fuera, contenida, esperando, esperando...
Quedará una duda en el aire, que el tiempo se encargará de resolver.
Quedará una duda en el aire, que el tiempo se encargará de resolver.
Ojalá nunca encontremos las respuestas, y dejemos que el viento se cuele por todas nuestras rendijas.
ResponderEliminarPero nunca dejes de escribir, nadie merece que soñemos por dentro...
Besos, Ana.
Qué bonito tu comentario Eva. Pues las respuestas a veces son necesarias, o se pueden interpretar en un silencio, o miradas por la rendija, y si no se puede, pues no se puede, y eso hace que se sueñe por dentro. Y claro, siempre es mejor soñar con los ojos reflejándose en otros. :)
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