domingo, 4 de marzo de 2012

Irma, la dulce.



Ya he visto dos pelis de Billy Wilder. Irma, la Dulce, ha sido la segunda. 
Tengo una cosa en común con Irma, y no es la profesión.
Entre tanta media verde y tanto inglés y tanto Moustache me perdí entre las vísceras de los pescados y las cabezas de cerdo. El pobre policía reconvertido a la vida de suburbio no sabe cómo hacer para pasar más tiempo con Irma y que sólo sea él el que la toque. Irma, por su parte, quiere ganar más dinero para dárselo a él sin entender que él no quiere su dinero, que solo la quiere a ella. Pero hay un conflicto de ideas, pues para ella su honor y su amor se mide en cuánto le paga a su chico para que sea el mejor vestido y el mejor posicionado. Él, por su parte, quiere una vida de pareja normal, pero ella no entiende su visión. 
Y llega el inglés en ascesor, con su bigote  su bastón, engañándola para hacerle creer que es un rico terrateniente divorciándose de su insufrible esposa. Y como siempre, se lía el nudo, y desenrredarlo es una tarea que todos hacen tirando de diferentes puntas hasta converger en una boda con bombo inglés incluido, un ahogado en el Sena y una bebé a la que le pondrán ropita verde. 
En general, la película va de mentira en mentira de sus diferentes personajes para conseguir algo. Unos por maldad y otros por bondad, como la vida misma. 

2 comentarios:

  1. Así que no compartes la profesión de Irma? Jajajj
    Es una de esas pelis que una nunca olvida.

    La pareja Lemmon MacLaine es encantadora, de principio a fin.
    Besos, Ana.

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  2. no vi irma la dulkce,,,pero las peliculas de wilder son increiblesssss
    seguramente es una exquisitess

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