Berta escribió una carta de amor como las de antes, a mano, muy centrada en la caligrafía. Quería ser profunda y sincera. La carta era bonita, estaba limpia, solo la mancha de una lágrima caída hacía un pequeño borrón al final, justo al lado del "te quiero". Le puso un sello y la echó al buzón. Luego se sentó en un banco del parque a leer el periódico INFORMACIÓN. El cartero dejó la carta en el buzón dos días después. Al verla Guillermo tembló. No sabía si de emoción o de miedo. Se sentó a leerla con paciencia. Vió la lágrima y eso le entristeció. leyó la carta cinco veces, sintiendo cada palabra. Al terminar se quedó con la mirada fija en un punto en la pared y tomó tres decisiones: afeitarse, comprar atún para la cena, y amarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario