El otro día leí una viñeta en un periódico que era un diálogo entre dos personas normales a la cola de un comedor social, donde una le decía a otra: - estoy harto de que me digan que he vivido por encima de mis posibilidades-. A lo que el otro contesta: - eso es porque no se atreven a decir que nos han estafado por encima de nuestras posibilidades. (Inciso: cuando digo personas normales, en realidad hablo de la clase media, no es que los demás sean anormales).
Más o menos era así. Nos estafan y nosotros pues nada, qué remedio. ¿Hay remedio o acabaremos todos en los comedores sociales?
Yo, por mi parte, estoy harta de la paciencia, de que llegará un día en que todo sea guay y de que sea paciente que la vida me regalará cosas buenas y bla bla bla. Y por otro lado que si hay que vivir al día y que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, pero si la gente va descoordinada conmigo, pues ni una cosa ni la otra. Así que en este momento lo que estoy es un poquito frustrada, serán las hormonas, que hace días que no me dejan en paz. Voy a la cocina a gruñir un poquito y a chupar un limón, a ver si se me pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario